Por Juan Jacobo Hernández
La verdad, más allá de filias partidistas, díganme si era necesario poner en esta fea situación embarazosa la investidura de la Jefa de Gobierno. La doctora Sheinbaum, en atención a la invitación de los comités desorganizadores, acudió (con dos horas de retraso) para dar el banderazo a la 44 Marcha del Orgullo.
Las mujeres trans, en la poderosa voz de Emmayesica Duvali, reclamaron el retraso y lo calificaron como una falta de respeto: fue “una pinche burla, nos tuvieron como sus pendejas esperando dos horas…” (pésimo “timing” de los organizadores de la visita).
Urge una reflexión y una evaluación autocrítica del equipo de funcionarios lgbti+ sobre este desaguisado cuyos resultados debieran ser transparentes y públicos. Reconocer errores, fallas y responsabilidades no atendidas es muy necesario y su ejercicio será muy saludable.
Una recomendación, es inútil que demos hachazos extra al árbol caído, estoy seguro de que con los que ya recibió alguna lección se habrá atendido, sin dejar de señalar lo que no funcionó.
Los comités auto-nombrados también tienen que rendirnos cuentas porque hablaron, actuaron, decidieron en nuestro nombre y acabaron montaditos muy cómodos, muy monos ellos y ellas y elles en los “turibuses del Orgullo” mientras la plebe se derritía alegremente entre apretujones, tallarines, peda, música y mota.
Por lo pronto, y para extirpar ese cáncer de oportunistas, debe quedar en claro que para la organización de la 45 marcha TODOS LOS COMITÉS actuales y sus desorganizadores tienen que irse ALV por fibra óptica.
Tenemos que recuperar la interlocución con actores clave, mediante personeros/as con ética. Qué más queremos que nuestras celebraciones en el futuro sean eso, nuestras.