Por Omar Ramos
Ser integrante de la población LGBT+ nos expone a problemáticas sociales como el bullying (maltrato de otras personas por nuestra orientación sexoafectiva o nuestra expresión de genero). Las heridas que puede dejar el abuso verbal o físico por parte de nuestros compañeros de la escuela, amigos o familiares son difíciles de sanar. Pensaríamos que se trata de asuntos superficiales a los que no hay que poner mucha atención: “Son situaciones que pasan”, “Así son las cosas en la escuela”, “Me gritan joto porque yo me lo busco”, son frases que pensamos y que van mermando nuestra salud mental hasta llegar a niveles de ansiedad y estrés que no nos permiten vivir a plenitud. Todo esto lo digo, como un hombre gay cisgénero, desde la experiencia.
Pero también lo dicen les especialistas en el cuidado de la salud mental. Akiko Bonilla, psicoterapeuta y educadora sexual y parte del equipo de Calma, la primera clínica privada de salud mental en México especializada en población LGBT+ comenta: “Por la interseccionalidad, es decir, cómo nos atraviesan diferentes desafíos o diferentes miradas, yo creo que las mujeres de la diversidad, por ejemplo, traemos la carga de la construcción del ser mujer con todos esos mandatos absurdos, por ejemplo, solo porque no me depilé puedo ser juzgada porque no cumplo con los estándares de feminidad impuesto. Y si ademas resulta que me relaciono erótica y afectivamente de una forma que mi sociedad no permitía o no le gustaba cuando yo me iba desarrollando, pues traigo heridas, traigo dudas. El bullying, que es super común y muy desafortunado, porque nadie debería de ser víctima de este problema”.
Hombres o mujeres, cisgénero, transgénero, no binaries. La población LGBT+ tenemos heridas que a veces solo pueden ser sanadas por un especialista de la salud mental. De nuevo, hablo desde la experiencia como un hombre que tiene sexo con hombres: el tema de VIH. Hay algo llamado nosofobia, un miedo incontrolable e injustificable a contraer VIH. Un tema que solo puede ser resuelto por un profesional de la salud mental. O la homofobia interiorzada (ese odio que sentimos por nosotros mismos por ser homosexuales), odio y problemas tan sutiles, que no los detectamos, pero que hacen mucho daño a nuestra salud mental.
Necesitamos acudir a especialistas en salud mental, a psicólogos con las credenciales necesarias para ofrecernos una atención profesional, ética y empatía en el caso de las personas LGBT+. En ese sentido se abre un rico debate en el cual muchas personas LGBT+ preferimos ser atendidos por especialistas que también formen parte de la población LGBT+, ya que sentimos que solo de esa forma pueden entender nuestras problemáticas. Necesitamos que los profesionales de la salud mental nos brinden esas opciones.
Por eso, en sociedad con John Hincapié, decidí crear Calma, un espacio seguro para la población LGBT+ en el cual, profesionales de la salud mental, ofrecen terapia psicología a un precio accesible, justo y sobre todo, con el profesionalismo con el que siempre debimos de ser tratades.
Toda la información sobre Calma la pueden encontrar en nuestras redes sociales @calmaconsejeria y a partir del lunes 13 de septiembre en nuestro sitio web calmaconsejeria.com
Y si no es con nosotres, investiga, busca lugares que te ofrezcan un servicio profesional, empático y seguro con tu identidad. Tenemos que poner mucha atención a nuestra salud mental.