Por Rodrigo Sánchez
Llegó el mes en el que las calles se pintan con el arcoíris de la comunidad LGBTTQI+. Alrededor del mundo, la ‘fiesta del orgullo’ es el tema central en diversos ámbitos de la esfera pública. Se visibilizan problemáticas necesarias y se pone sobre la mesa la urgencia de garantizar derechos iguales para todos.
También es el ‘agosto’ corporativo. Marcas que durante todo el año no tienen en su agenda el tema de la diversidad se pintan multicolores en lo que ya es un ejercicio demasiado desgastado y que sirve para satisfacer narrativas, de la mano de lo que parecen ser jugosas ventas.
Algunas administraciones políticas también pecan de cínicas. Basta ver a la alcaldesa de Cuauhtémoc, próximamente inhabilitada por incumplimiento de sentencia, Sandra Cuevas, izando la bandera LGBTTQI+ después de haber propuesto que Zona Rosa se convirtiera en un corredor de ‘lucecitas’ tipo Las Vegas.
Algunos personajes del debilitado panismo también se atreven a sumarse. Sí, el mismo partido que se opone abiertamente al matrimonio igualitario, pero que en junio se torna tolerante y muy abierto. Y así, continúan los nefastos ejemplos.
Lo que debería ser un mes en el que se pusieran de relieve los asuntos concernientes al trabajo que hace falta para evidenciar las carencias de la comunidad en una sociedad que sigue aprendiendo, es una galería de frivolidades que terminan por sobrerrepresentar al privilegio, enterrando así causas legítimas que tienen que ser incluídas de forma urgente en la discusión.
Nadie niega el derecho de fiesta que merece el ‘orgullo’, pero no por ello se tienen que banalizar demandas concretas. Tomemos algunas cifras que tienen que ser visibilizadas de forma urgente.
Durante 2021, en México se cometieron 179 homicidios de personas LGBTTQI+, identificándose 79 como crímenes de odio, esto de acuerdo con cifras de la fundación Letra Ese.
De ese número, 55 de esos crímenes corresponden a personas identificadas como transgénero. Es el estado de Veracruz quien encabeza el listado como la entidad más violenta contra la diversidad de género.
Aunque la tendencia de homicidios contra hombres homesexuales por motivo de género y orientación sexual se mantuvo a la baja respecto a 2020, el transfeminicidio continúa en tendencia alcista, lo que debería ser un tema de preocupación dentro del sistema de procuración de justicia, que sigue reproduciendo prácticas revictimizantes de nula empatía con las víctimas.
Lugares ‘seguros’ como Zona Rosa ya no son la panacea. El área de CDMX identificada como el epicentro de la diversidad, es considerada como uno de los focos rojos en materia de seguridad. Se presentan de forma constante los delitos de narcomenudeo, trata de personas, discriminación y secuestro exprés, modus operandi del que mucho se habla ya entre los asiduos pero poco se denuncia ante negligentes fiscalías.
Medios de comunicación que dicen promover ‘inclusión’ pero predican con discriminación y sectarismo. Algunos de ellos, solamente aprueban cuerpos cisgénero masculinos en total blanquitud mientras abanderan falsa diversidad y hasta carro alegórico les dan en el desfile que se lleva a cabo en Ciudad de México.
Este mes, pongamos sobre la mesa los temas urgentes, no dejemos que un puñado de ‘representantes’ sean quienes abanderen una causa que, lejos de ser vista desde la óptica de la diversidad se observa desde la hipocresía y la asimetría.