La quema de la imagen de la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México, Norma Piña, ha sido ampliamente condenada por organizaciones y activistas de derechos humanos, quienes han señalado que este acto constituye una forma de violencia de género y de discursos de odio.
A su vez, esta acción ha generado una gran preocupación por la seguridad de la Ministra y por el impacto que pueda tener en su trabajo y en la lucha por los derechos humanos en México.
Ante esta situación, las disidencias sexodiversas estamos llamadas a reafirmar nuestra posición de rechazo a toda forma de violencia y discriminación por motivos de género, orientación sexual o identidad de género. Asimismo, debemos destacar la labor de la Ministra Piña en la defensa de los derechos humanos de las personas LGBT en México, y por lo tanto, la necesidad de apoyarle como aliada de poblaciones históricamente discriminadas.
Es importante señalar que expresiones como la que vimos en el Zócalo después de un mitin del presidente López Obrador no solo constituyen violación de género contra la ministra presidenta, sino que también tienen un impacto negativo en la sociedad en general. Fomentar el odio y la intolerancia solo sirve para perpetuar la discriminación y la exclusión, y dificulta la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
Por ello, es de esperarse que todas las personas y organizaciones comprometidas con los derechos humanos rechacemos este tipo de acciones y a trabajar juntos para construir una sociedad libre de violencia por motivos de género, orientación sexual o identidad de género.
Además, se hace necesario destacar la importante labor de la ministra Norma Piña. En su trayectoria, ha demostrado un compromiso firme con la igualdad, garantizando el acceso a la justicia para la población LGBT.
Ante la violencia y el odio, la comunidad de la diversidad sexual y de género debe mostrar su solidaridad con la ministra Piña. Se hace necesario, también, exigir a las autoridades del Estado mexicano que tomen medidas para garantizar la seguridad y protección de las personas defensoras de derechos humanos.
Solo a través de la unidad y la lucha colectiva podremos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa de los derechos humanos de todas las personas.