Editorial: México, entre la sangre y el odio

México sangra. Más de 65 mil homicidios dolosos han ocurrido en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, quien prometió pacificar el país pero no ha cumplido. Incluso no ha obedecido los plazos que él mismo ha establecido: primero dijo que 180 días, después pidió 6 meses adicionales y por último, que para diciembre de este año. Sin resultados.

Lo más grave es que esta sangre está siendo derramada por los más vulnerables. De enero a septiembre de este año, 934 niñas y niños han sido víctimas de homicidio doloso en el país, un aumento de 7.7% en comparación con los mismos meses del 2019, cuando se contabilizaron 867 casos, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

La muerte es elocuente: El 1 de diciembre de 2019,  fecha que conmemoró un año de la llegada de López Obrador al poder, se registraron 127 asesinatos en el país, con lo que México vivió el día más violente de ese año. Para 2020, el 11 de octubre y el 20 de abril se registraron 114 homicidios dolosos en el país: 5 muertos por hora. 

En lo que respecta a violencia de género: en los primeros ocho meses de 2020 hubo 645 feminicidios y en el mismo periodo en 2015 fueron 263. De ese tamaño el problema y de ahí que la protesta recientemente reprimida en Cancún no solo es legítima sino signo inequívoco de la indignación que priva en todos lados.

Sangre y odio, no crecimiento económico ni cuidado al medio ambiente, es lo que destaca al país en el planeta. Las 34 mil 608 víctimas de homicidio doloso registradas en 2019, colocaron a México en el sexto lugar a nivel mundial en este tipo de delitos; además, con el 89.6 por ciento de impunidad, de acuerdo con la organización Impunidad Cero.

El mismo reporte señala que en cinco años, las víctimas de feminicidio han aumentado en 137%; con una tasa de impunidad en los casos de 51.4% durante 2019. Por eso la consigna “que lo quemen todo”, pese a la crítica reaccionaria, se ha vuelto un grito de desesperación y reclamo.

La población LGBTTI+ no es ajena a esta realidad de violencia.  Con al menos 117 asesinatos, la comunidad lésbico, gay, bisexual y trans vivió uno de sus periodos más violentos en 2019, el primer año de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, según la organización Letra S, lo que coloca a México en el segundo lugar mundial por este tipo de crímenes.

Con diferente metodología, el Observatorio Nacional de crímenes de odio contra personas LGBT registró 13 casos en 2014, 23 en 2015, 12 en 2016, 25 en 2017, 36 en 2018, 75 en 2019, y en lo que va del 2020, 39 casos. La identidad de género de las víctimas es clara: 44.5% mujeres trans y 40.7% hombres. En ambos informes, Veracruz se colocó como el estado más violento contra la diversidad sexogenérica.

¿Ante esta panorama qué no toca por hacer como población y colectivo? Primero que nada, visibilizar el problema. Lo que no se pronuncia no existe. Lo que no existe no se ve. Lo que no se ve no se atiende. Segundo, denunciar. Si queremos la acción de las autoridades, los instrumentos y el entramado institucional, pese a su ineficacia, son hoy por hoy el primer paso.

Tercero: demandar el seguimiento del Estado. La impunidad es el origen de la espiral de violencia. Sin una denuncia de por medio, no podemos esperar que haya diligencias ni indagatorias. Cuarto: protestar colectivamente. 

Quinto: Recordar. No olvidar a las víctimas. Honrar su memoria. Si olvidamos, las muertes serán en vano; la verdad no aparecerá. Visibilizar. Denunciar. Demandar. Protestar. Recordar. ¿Estamos listas y listos para hacerlo?

Post Author: anodis