Editorial: La hipocresía del activismo militante

El editorial de Anodis comenzó un 28 de junio de 2002 para que, en el ejercicio pleno de nuestra libertad de expresión y como sistema de información, fijemos postura respecto a diferentes asuntos sobre diversidad sexual.

Hoy, frente al riesgo inminente de desaparición del Fondo de Salud, mediante el cual se garantiza el abasto de medicamentos antirretrovirales, entre otros, y la atención integral a personas que vive con VIH, tenemos la responsabilidad de denunciar el silencio indolente del activismo militante de la cuatro té.

Ese activismo que, en todo su derecho, creyó en un proyecto de Nación encabezado por Andrés Manuel López Obrador, que lo acompañó y le respaldó para que se instalara en el poder, pero que hoy calla y abandona al movimiento social que les dio visibilidad y liderazgo. 

Con ánimo solidario, en innumerables ocasiones hemos omitido sus nombres y apellidos, porque militantes y todo, son parte de nuestra población y parte importante de nuestro movimiento. Los tiempos, sin embargo, demandan rendición de cuentas.

¿Dónde está Jaime Morales, director general de derechos humanos de la ciudad de México? ¿Son ciertas las acusaciones públicas de que se ha beneficiado del poder y dado la espalda a la población a la que dice representar? Y Carlos López López, ¿por qué tan silencioso? 

Jenaro Villamil, titular de los medios públicos, ¿dejará de aplaudirle al régimen y solidarizarse con las víctimas del abuso de poder? ¿Dónde está el titular del programa especial de sexualidad, salud y VIH de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Albores? ¿Con su férrea militancia en la cuatro té confirmamos que no tiene ni la experiencia ni los méritos para ejercer el cargo que ocupa?

¿Cuándo vamos a escuchar a Hilda Téllez y Joaquín Aguilar funcionarios de primer nivel de la CNDH criticar las repetidas acciones del gobierno federal en detrimento de los derechos de la población LGBTTTI+? ¿Escucharemos a Jaime López Vela, servidor público federal, denunciar públicamente al ejercicio indebido de poder como lo hacía en el pasado?

¿Acaso alguna vez veremos una crítica de Lol Kin Castañeda como Directora General Adjunta al gobierno al que pertenece por esta afrenta contra las personas que viven con VIH? ¿Dirá algo el Comisionado de Atención a Víctimas de la Ciudad de México, Armando Ocampo, o “no está entre sus funciones”?

¿El diputado Temístocles Villanueva o la Secretaria General de Morena, Citlali Hernández levantarán la voz contra una acción que afecta a decenas de miles de personas? ¿Antonio Martínez Velázquez y Ángel Conto, comunicadores de la Secretaría de Cultura, se pronunciarán ante el riesgo para la salud de personas que viven con VIH?

En este mismo sitio, hemos aplaudido cuando algún integrante de la población LGBTTTI+ destaca en su activismo o en su actuar público y político. Aquí mismo hemos apoyado a quienes legítimamente han buscado un puesto de elección popular o desempeñado la función pública en cualquier nivel de gobierno, organismo autónomo o poder público. 

Ahora más que nunca, las y los necesitamos. Ya basta de su activismo militante y complaciente. Necesitamos, si lo recuerdan, de su activismo combatiente.  Casi dos años han pasado y poco se les ha escuchado frente a comisión u omisión del régimen autonombrado cuarta transformación en el debilitamiento de nuestros derechos.  ¿Ahora sí los vamos a escuchar?

Post Author: anodis