Por: Daniel Rodríguez
Los puestos fronterizos del sur del país, donde miles de migrantes tratan de ingresar para dirigirse a Estados Unidos, se han convertido en escenario de zafarranchos ante la imposibilidad de los agentes de inmigracion y las fuerzas de seguridad de impedir el acceso, convirtiéndo aquello en un desorden general. En la debacle se han extralimitado en sus funciones y muchos de los migrantes han resultado golpeados y detenidos. Algunos de ellos han denunciado a las organizaciones civiles de asistencia que sus derechos se han violado, mientras que otros dicen que son víctimas de crímenes de odio por el color de su piel.
En el sitio electrónico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el renglón de ‘Víctimas de crímenes de odio’, señala que se comete el delito cuando “es intencionalmente seleccionada -una persona- por raza, etnia y nacionalidad”. El ministerio ha actuado con diligencia, ya que desde los primeros momentos en que hubo enfrentamientos y que los vídeos mostraban a agentes de inmigracion pateando a algunos inmigrantes, se tomó cartas en el asunto y se suspendió a los responsables. Sin embargo, los ‘enfrentamientos’ son permanentes y muchas irregularidades se siguen presentando.
En México es relativamente muy bajo el número de denuncias oficiales por crímenes de odio por raza, etnia o nacionalidad. Los delitos más frecuentes son en contra de la comunidad LGBTTTI+ (aquellas personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros, travestis, intersexuales, queer y asexuales). De acuerdo con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT, entre mayo de 2020 y abril de este año se han denunciado 87 casos en contra de esa comunidad, en el entendido que muchos casos no son denunciados y por lo tanto no son contabilizados. Y solamente el año pasado 43 asesinatos de personas de esta comunidad, dos de los cuales sucedieron en Jalisco. De acuerdo con datos de organizaciones enfocadas en el tema, uno de cada tres miembros de esta comunidad ha sufrido cierta discriminacion, además de que enfrentan ciertos desafíos legales y sociales por parte de algunos sectores de la sociedad, y el 58 por ciento de ellos opinan que sus derechos en general no son respetados.
Pero en el asunto de los migrantes en nuestra frontera sur las autoridades deberán de estar muy al pendiente que no nos convirtamos en una ‘sociedad de odio’ -por la la raza, la etnia y la nacionalidad- como ha sucedido en los Estados Unidos, donde el problema ha crecido de forma extraordinaria y el año pasado se alcanzó el nivel más alto en la última década por las agresiones dirigidas sobre todo a las comunidades afroamericanas y asiáticas.
De la misma manera como muchas veces denunciamos el mal trato que nuestros connacionales reciben en Estados Unidos cuando intentan ingresar a su territorio, también debemos ser vigilantes de la manera como recibimos a aquellas personas que buscan un mejor futuro y que nos usan como puente para llegar a lo que consideran la tierra de la esperanza. ¿Usted, qué opina?
Fuente: www.informador.mx