por Diego Loyola, periodista trans
¿Puede el cerebro perder la comunicación con el cuerpo? Si el cerebro es considerado el “rey” del control, ¿cómo es posible esta desconexión cuando, simplemente por estar vivos, es natural que tanto él como el corazón desempeñen sus funciones adecuadamente en el ser humano? ¿Qué podría ocasionar este fenómeno?
Hay una enfermedad denominada Esclerosis Múltiple, también conocida como “la enfermedad de las mil caras”. A pesar del desarrollo avanzado de la medicina a nivel mundial, aún no se han logrado avances significativos ni suficiente información sobre esta afección. La Esclerosis Múltiple afecta más a las mujeres que a los hombres.
En el contexto de la población LGBT, afecta más a los hombres trans que a las mujeres trans. Se diagnostica principalmente entre los 20 y 40 años de edad, aunque existen casos en niños de 6 años y personas de 50 años.
Este padecimiento daña la vaina de mielina, que es la cubierta protectora de las neuronas. Cuando esta cubierta se deteriora, los impulsos nerviosos se ven afectados, disminuyendo o incluso deteniéndose de manera temporal o permanente.
Hasta la fecha, se desconoce la causa exacta de la Esclerosis Múltiple. Existe la teoría de que podría ser provocada por un virus, un defecto genético o una combinación de ambos. Los síntomas iniciales incluyen problemas de vista, entumecimiento, espasmos, debilidad, mareo, problemas de equilibrio, disfunción sexual y dificultades cognitivas.
Es alarmante que muchos médicos no estén familiarizados con la enfermedad y, por ello, simplemente mencionen a los pacientes que sus síntomas son de origen nervioso y no representan un riesgo. Esta falta de reconocimiento lleva a que las personas afectadas realicen múltiples visitas a distintos especialistas antes de obtener un diagnóstico preciso.
La angustia que enfrentan estos pacientes es una preocupación global; ni siquiera en los países más desarrollados se ha encontrado una cura o un tratamiento que detenga la progresión de la enfermedad. Es importante destacar que los medicamentos disponibles tienen un costo que va desde los 45 mil pesos hasta 1 millón y lo único que logran es ralentizar el avance de la enfermedad.
El tiempo que tarda un paciente en ser diagnosticado es, en promedio, de 6 a 10 años, a menudo después de experimentar pérdidas irreversibles en alguna parte del cuerpo o en la visión. Es vital contar con el apoyo de la comunidad médica para hallar un tratamiento que detenga la progresión de esta enfermedad.
Aunque enfermedades como el cáncer o el lupus son más reconocidas por la sociedad, las enfermedades desmielinizantes como la Esclerosis Múltiple continúan siendo invisibles para muchos, pese a ser completamente reales y, lo que es peor, sin un tratamiento curativo o que detenga su avance.
¡La Esclerosis Múltiple existe y debe ser abordada adecuadamente!