Un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha arrojado luz sobre un problema multifacético que enfrentan los hombres homosexuales que consumen sustancias en México: la doble discriminación.
Esta investigación apunta a que, además de la discriminación basada en su orientación sexual, estos individuos enfrentan estigmas adicionales asociados con el consumo de sustancias. Tal contexto amplifica los riesgos y desafíos para su salud y bienestar, subrayando la necesidad de abordar ambos prejuicios de manera simultánea.
Cuando el Placer se Cruza con el Dolor
Ciudad de México, atardecer. Los edificios desvanecen sus sombras y la rutina diaria se torna un recuerdo lejano. En una habitación, dos jóvenes se disponen a experimentar con el cristal, pero lo que comienza como una travesura termina en un grito de socorro.
“Mi compañero estaba empezando… y él consumió por el culo…“, recuerda uno de ellos, la voz temblorosa al recordar la reacción de su amigo. Pero la pesadilla apenas comenzaba.
La mañana siguiente los halló en un hospital regional, enfrentando no solo las consecuencias físicas del consumo, sino también el estigma y el rechazo del sistema sanitario.
Las palabras del jefe clínico aún resuenan: “te doy estas opciones: él se puede quedar aquí y lo dejo, pero yo le tengo que dar reporte al MP…“.
Estigma Doble
En el México actual, ser homosexual y consumidor implica enfrentar una doble discriminación. “Como hombres gays y bisexuales nos ha tocado mucha discriminación en el IMSS“, confiesa otro joven.
Pero la estigmatización no termina ahí, pues esta situación lleva a muchos a optar por servicios médicos privados.
Sin embargo, ahí, la cruda realidad vuelve a manifestarse: “No compa, ¿cómo que te andas metiendo esas chingaderas?“, relata uno, rememorando la reacción de un doctor en una consulta privada.
La Búsqueda de Un Refugio
Sin embargo, existen oasis en este desierto de incomprensión. Clínicas como Condesa emergen como refugios donde el respeto y la dignidad predominan.
“Donde yo sí sentí mucho apoyo, respuestas claras, concisas, preocupación, trato amable: [fue en] Clínica Condesa“, comenta un testimonio.
La Quinta Santa María también aparece en estos relatos como un santuario donde son acogidos con empatía y entendimiento.
La Comunidad
El consumo y las relaciones homosexuales en ocasiones se entrecruzan en situaciones de extrema vulnerabilidad.
En pleno acto, la realidad del consumo golpea a veces sin aviso. “Me tocó una ocasión, de las pocas orgías en las que he participado, y a uno de los chicos le da un mal viaje“, relata un joven, resaltando la necesidad de empatía y apoyo en estos momentos críticos.
También destaca cómo el consumo se ha convertido en una forma de generar vínculos dentro de la comunidad, una especie de hermandad en medio del rechazo.
Conciencia y Acción
Los testimonios culminan con un llamado a la acción, a la empatía, y al entendimiento.
Hombres que desafían al estigma y que sueñan con un México donde puedan expresarse libremente, sin juicios. “Así como nos gusta coger, pues nos gusta meternos cristal en las venas, pero puede funcionar“, reflexiona Marco.
Y es que, al final, el deseo no es otro que vivir sin cadenas, libres de juicios y con la posibilidad de contar con herramientas para tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar.
La lucha es diaria, y estos testimonios son un grito desesperado por un cambio. La pregunta que se cierne es: ¿Está México listo para escuchar?
La profundidad del análisis presentado en este estudio resalta la urgencia de abordar y desmantelar las estructuras y actitudes discriminatorias presentes en la sociedad mexicana.
El reconocimiento de esta doble discriminación, tanto por la orientación sexual como por el consumo de sustancias, es esencial para desarrollar políticas y programas de intervención efectivos.
La UNAM, a través de su investigación, ha proporcionado un punto de partida crítico, instando a las partes interesadas a actuar en favor de un México más equitativo e inclusivo.