El 1 de diciembre, día mundial del SIDA, nos ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los avances y retrocesos en el combate a la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH/SIDA), que lleva más de cuatro décadas.
La batalla contra el VIH ha avanzado significativamente desde el punto de vista científico y social sin embargo, aunque se ha avanzado en tratamientos, aún no se ha encontrado la cura; y aunque ya no hay propuestas de crear campos de concentración o tatuar a las personas que viven con el virus.
Según el Programa de Naciones Unidas para el VIH/SIDA (ONUSIDA), 92 países reportaron que en 2020 tener tipificado como un delito la no revelación, la exposición o la transmisión del virus.
La criminalización del VIH aumenta la vulnerabilidad de las personas, exponiéndolas a una amplia gama de violaciones de derechos humanos, en las Américas cada vez se usan más las legislaciones penales para procesar y castigar la exposición y transmisión del VIH.
En algunos países se argumenta que las leyes de criminalización de la exposición o transmisión del VIH protegerán a las mujeres. Esto es falso.
Este tipo de leyes y procesos legales contradicen las directrices internacionales sobre VIH y Derechos Humanos del ONUSIDA/PNUD, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la salud, la Comisión Mundial sobre el VIH y el Derecho.