En el destino LGBT por excelencia de Puerto Vallarta, donde el show nocturno y la pasión se entrelazan en los centros de espectáculos, “The Swan Lake” presentado por ACT2PV trae una frescura inigualable a la escena cultural de la ciudad.
Este no es simplemente un espectáculo más; es una revolución en el terreno de la oferta local y el teatro que impone un precedente, deja atrás la tradición de entretenimiento nocturno, con un toque distintivamente audaz y contemporáneo.
El coreógrafo Alonso Vásquez, con su visión vanguardista, teje un tapiz que celebra la diversidad sexual y el talento de un elenco comprometido con la excelencia. Desde el primer acto hasta el último eco de las zapatillas en el escenario, se respira la disciplina férrea de los bailarines, cuya dedicación trasciende lo profesional para rozar lo personal.
Cada paso y pirueta es un testimonio del amor que sienten por el proyecto. En esta obra, cada bailarín es un pilar en la construcción de un mundo mágico, donde la diferencia de habilidades se convierte en un punto de unión más que de divergencia.
James Wolburg, en el papel estelar, demuestra con cada fibra de su ser por qué es el primer bailarín. Su presencia en el escenario es magnética, cargada de una pasión que se traduce en una interpretación que llega al alma.
Junto a él, Alejandro Barrón, quien nos tenía acostumbrados a shows eróticos, emerge como una revelación, una demostración de talento que brilla con luz propia, redibujando los límites de su arte para ofrecer una actuación que desafía expectativas y promete permanecer en la memoria del público.
La producción de Edgar Sánchez es un mosaico de creatividad, donde cada componente musical y visual encuentra su lugar en una simbiosis perfecta, aunque hay margen para pulir las transiciones musicales y los saltos. Estos detalles menores no opacan la entrega emocional del elenco y el equipo de producción, cuyo compromiso se refleja en cada elemento de la puesta en escena.
El esplendor de la obra no podría alcanzar su clímax sin mencionar a los talentos que completan el cuadro: la precisión y gracia de Omar Aguilar y Francisco Guizar, cuya interpretación en el ballet y como el Baron Von Rothbart respectivamente, aportan profundidad y complejidad al espectáculo. Jack y Bryan Santana, junto a John Ortiz y Cesar H Alamillo, embellecen cada escena con su dedicación, contribuyendo a la cohesión y al brillo del conjunto.
Y cuando el telón cierra, lo que queda es la reverberación del aplauso, el calor de una ovación de pie, la comunión entre espectadores y artistas.
Este “Swan Lake” va más allá del entretenimiento; es un acto de valentía artística que pone a Puerto Vallarta en el mapa del arte clásico reinventado para el público moderno. No es solo un ballet, es una afirmación poderosa de que la cultura LGBT puede expresarse en formas diversas y sofisticadas, ofreciendo una nueva narrativa en el panorama del teatro cabaret.
Es un espectáculo que nos invita a soñar, a sentir, a ser testigos de cómo se construyen sueños en el escenario, prometiendo que esta primera presentación es solo el preludio de lo que será una temporada de triunfos para el teatro y la danza en la ciudad. Con “The Swan Lake”, ACT2PV no solo presenta una obra; inaugura una nuevo capítulo del teatro LGBT.