Por Antonio Medina*
En el Día Mundial de Lucha contra el Sida, es preciso condenar el continuo desabasto de medicamentos antirretrovirales registrado en México a partir de la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que ha impedido concretar tratamientos eficaces y oportunos para cientos de personas que viven con VIH en distintos puntos del país.
Una vez más, exigimos al gobierno federal destinar mayor presupuesto para atender el VIH, así como poner en marcha un eficiente sistema de compra, distribución y abasto de medicamentos que permita garantizar el derecho a la salud establecido en el artículo 4 constitucional.
El lema “Que lideren las comunidades” que este 2023 acompaña a la conmemoración, destaca la urgencia de que sean las comunidades que viven con VIH, que están en riesgo de contraerlo, o que de alguna forma estén afectadas por el virus, quienes estén en la primera línea de respuesta a la epidemia.
En contraste con el mensaje que este año lanza ONUSIDA para advertir que estas comunidades conectan a las personas con los servicios de salud, pues generan confianza y contribuyen a supervisar servicios y políticas públicas, en México, desde 2019, el gobierno de López Obrador eliminó el apoyo económico destinado a las organizaciones civiles que apoyaban la lucha contra el sida.
Esta visión retardataria, no hace más que complicar el cumplimiento que México tiene en el ámbito internacional para terminar con el sida en 2030 como un problema de salud pública, y devela la urgencia de que el activismo salga ya del largo espasmo y se movilice para evitar este grave riesgo.
Lejos de avanzar en la lucha contra el VIH a través del mejoramiento y fortalecimiento del sistema de salud, ahora, la autodenominada Cuarta Transformación ha planteado la posibilidad de que las Clínicas Especializadas Condesa, consideradas desde su creación como un modelo de atención en toda América Latina, se incorporen al Instituto Mexicano del Seguro Social, organismo que desde 2018 ha entrado en una profunda descomposición administrativa y financiera.
El desdén que en los hechos mantiene López Obrador hacia las poblaciones LGBTI+, se mostró hace unos meses cuando a pesar de las protestas y movilización de la sociedad civil, el entonces subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se negó a adquirir vacunas para combatir la viruela del mono que afectó a los hombres que tienen sexo con hombres.
Este 1 de diciembre nos sumamos a la exigencia de que lucha contra el sida sea liderada por las comunidades y de terminar con los recortes en la financiación de las organizaciones civiles, pues esto no hace más que retrasar la detección de los nuevos casos de VIH para otorgarles la atención inmediata para lograr terminar con la epidemia del sida.
* Director Nacional de Diversidad Sexual del PRD.