Por Fabiola Díaz de León @escdesenoritas
Este sábado 20 de noviembre de 2021 se conmemora el día de la resistencia trans, una celebración internacional que tiene un origen trágico, fúnebre y vergonzante para todas las sociedades en el planeta. Se recuerda a todas las personas que, por su orientación de género diferente a la norma -que nacen de un género y transicionan al otro o bien, no se identifican con ninguno, las personas no binaries- han sido víctimas de crímenes de odio y han perdido no sólo la vida sino la dignidad también.
En una sociedad que niega estas corporalidades que desafían todo el sistema de la diferencia de los sexos en la que se fundamenta el patriarcado, el capital, la familia tradicional y la heterosexualidad hegemónica. Cuya sola existencia hace a las etiquetas de homosexual y heterosexual inválidas, cosa del pasado y muy relativas; ellxs son una invitación a que florezca lo peor de la sociedad y se confabule en su contra. A tal grado que se les mata, se les tortura, se les exilia de sus hogares y países de origen, se les humilla, se les orilla con tanta violencia al suicidio, se les explota, se les margina, se les niegan los más básicos soportes sociales de salud, educación trabajo, vivienda, identidad jurídica acorde a su expresión de género y a su vida. ¿Por qué alguien tendría que explicar su existencia? ¿No basta con haber nacido para ser una persona? ¿No vivimos en un país donde la Carta Magna garantiza la igualdad en su artículo 1°?
Pareciera que no, que si eres un poquito diferente ya mereces ser víctima de todo tipo de violencias y afrentas. Ya mereces morir. Y la pregunta de ¿qué eres? Se responde como lo hace Paul B Preciado ante 3500 psicoanalistas siendo un hombre trans:” No soy nada de lo
que ustedes piensan que soy. Ni yo mismo sé lo que soy. Lo que cada uno es no es más fácil de saber que la posición exacta de un electrón en un acelerador de partículas.” En su publicación titulada Yo soy el monstruo que os habla.
El discurso de justificación simplista de “soy mujer porque nací mujer” con el que se descalifica a las mujeres trans que no comparten esa prerrogativa al mostrar la colita en su alumbramiento es mucho más profundo visto en un nivel genético y biológico que, temo decirles, no es exclusivamente binario. Las combinaciones entre el fenotipo masculino y el femenino son muchas. Para ello la siguiente imagen. En verde el masculino y en amarillo el femenino. 13 variantes de lo masculino y 12 de lo femenino. ¿podemos encasillar cómo se van a desarrollar estas expresiones meramente biológicas? ¿No queda claro que hay mujeres con el cromosoma Y tan temido por los detractores del purismo sexual del feminismo radical excluyente? ¿Podemos regresar a reducir a una persona por el exterior de sus genitales exclusivamente? Yo diría que no. Pero sí pueden matarle por ello.
En la feria de las etiquetas de orientación sexual si contemplamos a una pareja de una mujer con un hombre trans o una persona no binarie ¿qué elegimos? ¿son heterosexuales o son homosexuales? Lo mismo con un hombre que se relaciona erótico afectivamente con una mujer trans o una persona no binarie. Depende si negamos su identidad elegida pues veremos una pareja homosexual, pero si la adoptamos y respetamos, veremos una pareja heterosexual. Las etiquetas salen sobrando de manera general. La pareja puede definirse como le pegue su regalada gana o simplemente no definirse dentro del parámetro de la diferencia de los sexos.
Continuando con Preciado, en su texto Terror Anal afirma: “Somos tubos dérmicos que comienzan por la boca y terminan por el ano”. Una buena definición para la humanidad liberada del binomio hombre mujer, la morfología de los genitales en un nonato parte de los mismos elementos. Toman formas diferentes posteriormente en la gestación. ¿No podríamos considerar esto como un buen fundamento para la igualdad entre hombres y mujeres? Considerarnos simplemente humanos y no dividirlo todo en expresiones que son tan variadas como la humanidad misma. Todxs somos diferentes lo que nos lleva a la conclusión de que, en eso, todos somos iguales y nuestra existencia no puede ser definida por nadie que no seamos nosotros mismos.
Toda mi solidaridad con los cerca de 5 millones de personas género divergentes que conviven en este México que tan dura y cruelmente les juzga a diario. Toda mi memoria para sus deudos y toda mi fuerza y creatividad para que algún día llegue en que por motivo de su género divergencia no maten a ningunx más.