Por Roberto Zedillo Ortega (@soykul)
A pesar de que la discriminación contra personas LGBTI es frecuente —y de hecho parecería ir en aumento—, son pocos los casos que se traducen en denuncias. Por ejemplo, en la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (ENDOSIG) 2018 del Conapred, una cuarta parte de quienes participaron reportó que en el año anterior le habían negado al menos un derecho injustificadamente. Sin embargo, solamente uno de cada cinco casos llegó a denunciarse ante alguna autoridad.
Puede haber muchas razones por las que estos sucesos no se reportan: desde la vergüenza y el temor a las represalias hasta la percepción de que los trámites son complicados o requieren mucho tiempo. Sin embargo, al menos en la ENDOSIG, las personas destacaron dos razones en especial. La primera es su convicción de que reportar los casos no sirve de nada. La segunda es que muchas veces no sabían a dónde podían acudir.
En este texto quiero centrarme en la percepción (altamente popular) de que denunciar no sirve de nada. Si bien es necesario reconocer que el escepticismo que las personas manifiestan tiene razón de ser, también creo relevante apuntar algunos posibles beneficios de reportar los casos de exclusión.
En principio, vale la pena subrayar que las resistencias a denunciar son fundadas. De manera general, la justicia mexicana reporta altas tasas de impunidad y, en la ENDOSIG, más de 40% de quienes dijeron haber denunciado señalaron que su caso no fue atendido. Además, es cierto que se trata de trámites que suelen tomar meses o incluso años, en gran medida porque las personas, empresas o dependencias a las que se acusa suelen mostrar resistencias e interponer recursos legales que alargan, entorpecen o interrumpen los procesos.
No obstante, varios casos muestran la utilidad de reportar la discriminación ante las autoridades. Un ejemplo lo conforman las resoluciones del Conapred, que han obligado a instituciones como el IMSS a dar prestaciones de seguridad social (p. ej. pensiones de viudez) a parejas del mismo género. Otra muestra es la reciente controversia de Six Flags en la Ciudad de México, cuya denuncia, mediatización y acompañamiento por la sociedad civil dio pie a la instalación de mesas de conciliación coordinadas por Copred, con acciones como una disculpa pública y la creación de un comité de diversidad en el parque.
De hecho, estos ejemplos muestran que las quejas ante instancias como Conapred y Copred benefician a la sociedad en su conjunto. Las resoluciones de estas dependencias obligan a que la persona, empresa o institución responsable tome medidas para evitar que se repita el mismo tipo de caso. A eso están orientadas acciones como la capacitación del personal, las disculpas públicas y la reforma de políticas y reglamentos internos. Así, una denuncia exitosa no solamente beneficia a quien la inicia: también contribuye a que otras personas no tengan que pasar por una situación similar.
Finalmente, las denuncias permiten generar información valiosa. Aunque los casos no son una estadística representativa (justamente porque no todas las personas acuden a las autoridades), sí sirven de brújula para detectar el tipo de prácticas excluyentes que las personas LGBTI enfrentamos en todos los ámbitos y regiones. En ese sentido, las quejas brindan datos que pueden orientar las políticas públicas, y que dan mayor peso a las exigencias ciudadanas.
Por todo lo anterior, es importante que los actos de LGBTI-fobia se denuncien siempre que sea posible. Además de los Consejos antidiscriminatorios (nacional y en varios estados), suelen existir otras vías: comisiones de derechos humanos, comités internos en instituciones gubernamentales y empresas, o incluso fiscalías y ministerios públicos. También hay plataformas gestionadas por organizaciones como Amicus en las que las personas pueden registrar un caso, aunque no tengan la posibilidad o el interés de recurrir a una autoridad (por supuesto, el principal beneficio en ese escenario es la visibilidad, aunque no la atención o la resolución de la controversia). Cualquiera que sea la vía, el panorama es claro: un solo reporte puede contribuir a cambiar la realidad.