Por Roberto Zedillo Ortega (@soykul)
Ésta es la cuarta parte de una serie de artículos en torno al vínculo entre distintas expresiones de la discriminación hacia las personas LGBTI. La primera parte se puede consultar aquí, la segunda parte se puede consultar aquí y la tercera parte se puede consultar aquí.
Los prejuicios, las “bromas”, los insultos y las micro-agresiones hacia las personas LGBTI son preocupantes por al menos dos razones. La primera es que muestran el gran nivel de desinformación y hostilidad hacia la diversidad sexual y de género que existe en México. La segunda es que, cuando no se les combate, ayudan a facilitar y normalizar la discriminación —es decir, los límites que se establecen a los derechos de las personas únicamente porque son quienes son.
Ser LGBTI en México significa enfrentar cotidianamente el riesgo a la vulneración discriminatoria de derechos humanos. Por ejemplo, entre quienes respondieron la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (ENDOSIG) 2018, 25% dijo que en el año anterior le habían negado al menos un derecho únicamente por su orientación sexual o su identidad de género. A su vez, en la Encuesta Intersex 2020, cuatro de cada diez participantes reportaron que en los doce meses anteriores les habían restringido sus derechos sin justificación alguna.
Este fenómeno de discriminación hacia personas LGBTI es sistemático. Lo que eso significa es que no se da por casualidad ni de manera aislada: por el contrario, pasa en todas partes del país, se mantiene a través de los años (aunque quizá sus expresiones cambien) y la vemos en un sinfín de ámbitos. Como muestra, entre las casi 200 quejas que el Conapred ha registrado desde 2018 sobre personas LGBTI, hay casos que involucran a los lugares de trabajo, a la provisión de servicios, a los espacios vecinales, a las escuelas, a la salud, a los deportes, a los medios de comunicación, a la vivienda, a los servicios financieros… en fin, a la gran diversidad de contextos en los que las personas interactuamos.
Además, los datos de la propia ENDOSIG 2018 reflejan tendencias alarmantes. Por ejemplo, entre quienes contestaron la encuesta, de 15 a 40% (dependiendo de si eran personas lesbianas, gay, bisexuales o trans) dijo tener un acceso diferenciado a los beneficios, prestaciones o ascensos de su trabajo. De manera similar, 27% de quienes no eran heterosexuales y 42% de las personas trans reportaron dificultades para acceder a la justicia.
Esto no quiere decir que en todos los casos haya una persona “malintencionada” que busque ejercer la discriminación. De hecho, muchas veces la vulneración de derechos es involuntaria o se deriva de leyes obligatorias (ya sea porque las normas son abiertamente excluyentes o porque no toman en cuenta la diversidad). Es por ello que, además de sensibilizar a la gentepara que evite actos conscientes de exclusión, erradicar la discriminación requiere analizar cada política y ley desde una perspectiva antidiscriminatoria.
Es importante destacar dos cuestiones más sobre la negación de derechos a las personas LGBTI. Por un lado, quienes la enfrentan de manera más pronunciada son las personas trans y las personas intersex —lo cual significa que su inclusión debe ser prioritaria. Por otro lado, nuestro país está bastante consciente de que este problema existe: en la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017, la población consideró que los derechos que menos se respetan en México son precisamente los de las personas trans y las no heterosexuales.
Es indispensable combatir toda forma de discriminación, pues sus efectos son determinantes. La marginación en las escuelas, empleos, clínicas, ministerios públicos y el resto de los ámbitos sociales reduce drásticamente las oportunidades y afecta también la calidad de vida de las personas LGBTI. Pero además, el que prevalezca una discriminación tan generalizada que se combinacon prejuicios, expresiones y actos de hostilidad, favorece que se den los crímenes de odio, cuyas características en México seránel tema de la próxima semana.