Alberto Linero: “Quedé con el cura de mi base militar en una sauna gay”

Acabo de colgar. He estado hablando por teléfono durante una hora y media con Alberto Linero, el ‘soldado Marchena’. El primer militar que hizo historia en España casándose con el soldado que más quería. Dos militares que se enamoraron dentro del Ejército y que tuvieron que enfrentarse al hostigamiento de la homofobia… y de la Iglesia.

SHANGAY ⇒ Ser gay dentro del ejército…

ALBERTO LINERO ⇒ Un infierno. En la base de Morón de la Frontera, donde mi exmarido y yo estábamos destinados, nos tiraban plumas al entrar en la cantina. No podíamos estar en la parte española de la base, teníamos que cruzarnos a desayunar todos los días a la parte americana.

SHANGAY ⇒ ¿Y tus superiores? ¿Estaban al tanto?

ALBERTO LINERO ⇒ Cuando se creó la UME y reunió a sus 500 miembros en el teatro, el coronel puso en pantalla grande una foto de mi exmarido y yo. Lo que empezó siendo un acto en nuestra defensa acabó convirtiéndose en una humillación cuando ante los 500 militares el coronel vino a decir que nos hicieran el vacío.

SHANGAY ⇒ ¿Y lo hicieron?

ALBERTO LINERO ⇒ Era una orden. La gente se cruzaba de acera al vernos. Yo estaba en Sanidad, y como pasaba todo el mundo por allí me degradaron a personal civil para que no tuviera contacto con ningún militar. A nosotros nos llegaban cartas de compañeros que nos daban las gracias por defender nuestro amor, y nos pedían consejo sobre cómo podían hacer las cosas. Pero dentro no te puedes defender.

SHANGAY ⇒ ¿No hay manera de denunciar estos acosos?

ALBERTO LINERO ⇒ Eso es una escalera, todo tiene que ir por conductos reglamentarios. Tú se lo tienes que comunicar al cabo, este al sargento, etc… Y son 15 personas. Como uno te pare la denuncia se guarda en un cajón. La indefensión dentro de las tropas es increíble. Y te tienes que callar, porque lo que pasa dentro… se queda dentro.

SHANGAY ⇒ ¿Y no puedes personarte ante el responsable?

ALBERTO LINERO ⇒ Eso hice. Fui a ver al teniente coronel y, al entrar en su despacho, se levanta de la silla, se desabrocha el pantalón y me pregunta: “¿Te gusta? ¿Me la chupas?”. Yo le dije: “¿Perdona? ¡No!”. A lo que él respondió: “¿No te gustan los hombres? ¡A mí me gustan todas las mujeres! Por cierto, la mía te vio ayer en El programa de Ana Rosa”. Era una humillación constante… y luego me topé con la Iglesia.

SHANGAY ⇒ ¿Los curas tienen rango militar dentro del Ejército?

ALBERTO LINERO ⇒ Sí. Es una incongruencia total. Dentro del Ejército un cura está equiparado a un capitán o teniente coronel. Así hacen carrera política con un sueldo de 3.000 a 4.000 euros que se queda en 4.000 al jubilarse.

SHANGAY ⇒ ¿Y qué pasó?

ALBERTO LINERO ⇒ Pasaba todas las mañanas por la cantina americana a saludarme: “Vamos a hacer un viaje a Lourdes a ver si te apuntas…”, me decía. “¿A Lourdes yo?”, le dije. A los pocos días me empezó a invitar a café. Al final, es un teniente coronel y dices que sí. Me recogía con el coche y me metía prisa para que a mi exmarido no le diera tiempo a llegar: “Ya luego te vas con él”.

SHANGAY ⇒ ¿Y no te extrañaba esa actitud?

ALBERTO LINERO ⇒ No… Todo se lo contaba a mi exmarido y se cogía unos cabreos tremendos. El asunto fue a más, hasta que un día me ofreció quedar fuera de la base. Si quería denunciar el acoso, tenía que tener pruebas, así que le tendí una trampa con la ayuda de mi exmarido. Quedé con él en una sauna gay, en la Hispalis. Entramos los dos juntos, nos dieron las chanclas, la toallita y la llave de la taquilla. Él entró primero, le dije que se adelantara mientras pagaba… Cuando pagué me fui.

SHANGAY ⇒ Y esa entrada con el cura en la sauna quedó grabada…

ALBERTO LINERO ⇒ Esas grabaciones fueron solicitadas por mi abogado por la vía judicial. El mismo viernes por la tarde que se presentó la denuncia, di una rueda de prensa para hacer público el caso. Entonces, el Ministerio de Defensa trasladó al cura de la base de Morón a la base de Zaragoza. Se quitaron el problema rápidamente de encima cambiándole el destino.

SHANGAY ⇒ Pero las agresiones continuaron, ¿no?

ALBERTO LINERO ⇒ Sí, mi expareja y yo estuvimos bajo tratamiento psicológico varios años. Yo salía a la calle y me sentía vigilado. Vivía en un tercero sin ascensor y me rayaron la puerta de mi casa: “Te vamos a matar”. Hemos recibido mensajes de texto: “Mira debajo del coche. Mira para atrás, Marchena” (Marchena es como me conocen los de la base). Todo lo denunciábamos a la Guardia Civil, pero era imposible localizar a los responsables. Y a los años nos casamos fíjate, y con el uniforme de gran gala del Ejército del Aire. A la semana, el Ejército lo prohibió para soldados. Ya nadie se puede casar con el uniforme con el que yo me casé. Y después de la boda…

Pero esa es otra historia. Me tengo que ir a cargar el móvil porque lo que queda es aún más heavy. Alberto me confiesa que su histórica boda no fue todo lo idílica que pensábamos. La noche de Madrid lo arrastró a convertirse en un asiduo de las fiestas clandestinas. Su cuerpo se convirtió en pecado que futbolistas, políticos y empresarios pagaron por probar. Y seguro que alguna pista sobre estas famosas identidades consigo sacarle… ¡Muy pronto te lo cuento!

Fuente: Shangay

Post Author: anodis