Por Daniela Muñoz Jiménez
Queride lectore, esta columna la escribo con esperanza, convencida de haber vivido un año de profundos cambios y no de desgracias, porque las desgracias que pasan no son para lamentarnos, sino para unirnos y trabajar juntos. Las desgracias son triunfos, porque si te enseñan algo, se vuelven triunfos. No olvidemos que el triunfo verdadero es la enseñanza de lo que has vivido.
El 2020 nos ha hecho recordar que la necesidad es la madre del cambio, de la lucha y de la unión. Y no me refiero a la unión global para mitigar la pandemia actual, sino a la unión colectiva que a pesar de la crisis sanitaria, se mantuvo fuerte y logró cambios que sin duda han modificado la dirección de nuestras vidas en esta tierra.
El 8M y 9M, las protestas anticolonialistas, la toma de la CNDH, las protestas de Quintana Roo, la unión global de la comunidad LGBTTTIPQA+, el movimiento internacional de la comunidad Trans en pos de desmitificar y despatologizar a personas trans y no binaries, las protestas antirracistas desatadas por el asesinato de George Floyd, las campañas antiaporofóbicas y antixenofóbicas que abrazaron a los inmigrantes de América del centro y sur que llegaron a México, los movimientros de redes sociales que visibilizaron y protegieron a comunidades marginadas y vulneradas, y si me sigo no acabo… Pero todavía hay mucho que hacer, porque el reto más grande será conservar la unión y el respeto en el seno de la diversidad que viene. Y tenemos que entender que esto sólo lo vamos a lograr si aprendemos a vernos como iguales y si se comparten privilegios, porque sólo así se crea comunidad; si se privatizan se crean tiranías. Tener privilegios o ventajas no está mal, lo que está mal es privatizarlos y monopolizar las ventajas.
¡La clave de la unión es entendernos y vernos como iguales en medio de un mundo de diversidades!
Y cuando logremos entender que quien está enfrente es unx igual, nos daremos cuenta que no existen minorías, porque ¡las minorías las ven los que solo pueden enfocar diferencias! Por eso la comunidad de la diversidad sexual no somos una minoría!
Sólo los que creen que el Cistema hegemónico heteronormativo-patriarcal es lo verdadero o lo “normal”, son los que afirman que hay minorías. Pero, insisto, no hay minorías, no existen minorías, no somos minorías. Lo que existe es una humanidad diversa, conformada de iguales.
¡Las minorías sólo las ven los que no reconocen al otro como un igual, las minorías sólo las percibe la hegemonía!
Pero además de una sociedad despierta, para lograr una sociedad de iguales, no es suficiente vernos como iguales; también necesitamos una Política madura para que haya democracia, y la democracia es repartir poder… sólo así, sólo con voces iguales se podrá combatir la desigualdad.
Reconocernos como iguales con voces iguales es lo que garantizará un pueblo humano unido de iguales.
¡Por eso, la Diversidad no hace minorías, no somos minorías!
“Somos iguales y diversxs”
