Howard Ashman, el compositor gay que creó las canciones más emblemáticas de Disney

Howard, en Disney+, es un homenaje a uno de los mayores creadores de la casa de Mickey Mouse, pero también lo es a un hombre gay, con triste final, e incluso a todos los hombres gais que hemos sido privados de reconocimientos, de historias de genialidad.

En un momento en que el gigante audiovisual, propietario de franquicias rompeaudiencias como Star Wars o Marvel, vive un verdadero cuestionamiento público por su falta de compromiso con el colectivo LGTB+, no es que Howard sea ninguna solución, sino más bien un pequeño tributo, un intento de historiografía. Es sin duda el título más LGTB+ que puedes encontrar en su catálogo.

Pero, ¿qué es Howard? Se trata de una película documental producidaen 2018, no por Disney, sino de forma independiente por el guionista y director Don Hahn, que la compañía ha subido a su catálogo online este verano, y que ha conseguido sacudir el corazón y hacer caer la lagrimita de los incondicionales de la animación.

Si no sabes quién es Howard tal vez sí sepas de Alan Menken, el compositor siempre vinculado a Disney. Bueno, pues Howard (ahora sí) Ashman fue su compañero y en ocasiones su mentor.

Howard Ashman nació en Baltimore, en 1950, en el seno de una humilde familia judía, y lo primero que atrapa nuestra atención es que el inicio de su historia es el inicio de la historia de casi cualquier hombre gay de un par de generaciones.

Su padre quería que le gustara pescar, como a él, pero el pequeño Howard prefería dedicar su tiempo a crear universos mágicos con manualidades, con los que sorprender a su hermana pequeña. La imaginación como clave para acceder a un mundo de fantasía y sensibilidad al que a los niños no siempre se les permite entrar.

Pero mucho tiempo tendría que pasar hasta que Ashman llegara a Disney. De hecho, antes que letrista de bellas canciones de musicales fue dramaturgo, y tras su paso por una compañía surgida en la universidad, tras varios intentos de triunfo en el off Broadway, este genio se consagró con la adaptación de La pequeña tienda de los horrores.

¿A que recuerdas la película de Rick Moranis de 1986? Bueno, pues es una reimaginación del musical creado por Ashman para las tablas, que es a su vez una reimaginación de un largometraje baratísimo y terriblemente valorado de 1960. Pero la historia de Howard Ashman es también una historia sobre el fracaso. O sobre el fracaso que antecede al éxito. Cuando pensaba que su carrera artística había finalizado, Howard recibió una carta.

Howard, en Disney+, es la historia de un genio gay

Ashman comenzó a trabajar en Disney en 1986, pocos años antes de morir, después de que se pusiera en contacto con él Jeffrey Katzenberg, el ejecutivo de Disney responsable del renacimiento que la compañía estaba viviendo a finales de esa década, y que culminaría en un puñado de las películas más recordadas del gigante.

Allí coincidió de nuevo con Alan Menken, con quien ya había trabajado en su época de Broadway, y juntos alumbraron, en primer lugar, con letras de Ashman, las canciones más icónicas de La sirenita, como Parte de él o Pobres almas en desgracia, el himno de Úrsula.

Cuando se constató que esta producción, inicio de la renaissance de Katzenberg, había sido un éxito, Howard y Alan comenzaron con un proyecto que tardaría en ver la luz más de lo previsto: Aladdin. Ese mítico número inicial con el mercader es obra de ellos. No obstante, la película del joven pobre y el genio se relegó por La bella y la bestia, una leyenda de Disney que Ashman ya no llegaría a ver en el cine.

Howard fue víctima de una pandemia que en los años 80 y 90 se cebó con el colectivo LGTB+ ante la inacción y el desprecio del mundo: el sida. Murió el 14 de marzo de 1991, acompañado por su novio de muchos años, menos de un año después haber logrado el Oscar por sus creaciones para La sirenita, trabajando en otras, según cuentan, desde la cama.

Howard no es un documental especialmente brillante, ni por el uso que Don Hahn hace de los recursos audiovisuales, ni desde luego por su acercamiento casi hagiográfico a Ashman, pero sí es un documento historiográfico imprescindible para comprender los discursos de la diversidad en Disney. Muchas personas LGTB+ se alegrarán al descubrir que esa sensibilidad por la diferencia que ellos sí apreciaron de niño en estas películas responden realmente a las vivencias de un hombre gay.

El deseo de Ariel de convertirse en humana en Parte de él (muy bien acogido por la comunidad trans), Úrsula como una villana nacida a partir del exilio social en Pobres almas en desgracia, la persecución a la Bestia por ser diferente en Que muera ya, la pérdida de la condición humana de Aladdin en la versión de Jafar de Príncipe Ali, en la que Ashman volcó sus inquietudes sobre los momentos más crudos de su enfermedad.

Pero Howard es emocionante sobre todo porque es uno de esos relatos que nunca nos han contado, porque es la biografía de uno de los muchos genios gais que la historia debe de haber silenciado, como ha hecho con las mujeres. Howard Ashman fue un tipo apasionado, imaginativo, trabajador, a veces déspota y difícil, y también un tipo que ha dejado un amplio legado en la cultura popular. Y fue su experiencia como gay lo que en parte le condujo a ello.

Post Author: anodis